Pueblos libres, recordad esta máxima: Podemos adquirir la libertad, pero nunca se recupera una vez que se pierde. Jean Jacques Rousseau, (1712-1778).

viernes, 20 de mayo de 2011

Después del 7-M...

Se acabó la especulación y la pugna. Ya sabemos a qué atenernos los ciudadanos. Y de haber un poco de sensatez y sentido común, el presidente Correa debiera también estar claro ya a estas alturas qué aspectos deben mejorarse para GOBERNAR.

GOBERNAR, que es algo que no ha hecho desde que asumió el poder, escudado y bien acomodado en rebuscados procesos electorales que le han servido, hasta ahora, para ratificar su poder y su popularidad.

Ahora que ha quedado claro que el triunfo del SÍ de la consulta no ha sido ni mucho menos significativo, y peor todo lo aplastante que ofreció el primer mandatario, se requiere de un gran baño de humildad. Correa debe revestirse ahora de sensatez y serenidad; debe dejar de lado los insultos y las agresiones verbales. Eliminar quizá las sabatinas, que enfervorizan su espíritu con el aplauso de un puñado de ciudadanos pagados con un vaso de cola y un sánduche, pero que en el fondo cuartean aún más las escuálidas estructuras sociales del pueblo ecuatoriano.

Ahora que su legitimidad política y su credibilidad como gobernante han quedado debilitadas, ojalá vaya pueda volverlas a fortalecer mediante el ejercicio genuino y democrático del poder, y deje de lado la prepotencia y arrogancia, que en el pasado le redituaron votos y popularidad.

Eso ya pasó, la gente ya no come cuento. Lo dice la dramática caída de cifras que ha ido registrando Correa a lo largo de sus aventuras electoreras: de un 82% de aceptación ha bajado a algo más del 45%. Algo anda muy mal, desde luego.

¿Será que los causantes son los pelucones, la partidocracia o la prensa corrupta, que están confabulando contra el proyecto revolucionario del siglo XXI? ¿No será más bien que la caduca y cansina forma de hacer política del presidente le ha llegado a cansar a la ciudadanía?

Como quiera que sea, estos resultados suponen un remezón fuerte para el presidente y su proyecto político, pero son también una fantástica oportunidad para que el Presidente y su equipo cambien de rumbo. Para que se libere de una vez por todas de ese pernicioso “círculo rosa”, que tanto le ha hecho equivocar; para que corte por lo sano y se rodee más bien de gente buena, capaz e interesada en el verdadero progreso del país.

¡Y que lo haga pronto! La desesperación está haciendo presa de su majestad. El presidente está tropezándose con sus propias palabras y actitudes y eso lo está descomponiendo aún más. Ya no sabe si llorar o reír; si gritar o sentarse y guardar silencio.

Eso de pedir con desespero el polígrafo para intentar demostrar que no tiene arte ni parte con las imputaciones que le hacen con las FARC, o que no ha fraguado toda la estratagema del “golpe de estado” del 30-S, ante el peligro de que la gente crea cada vez menos en su palabra, es realmente patético.

A pesar de que el pueblo vivió con miedo durante demasiado tiempo, ha empezado a despertarse y a sacudirse del silencio impuesto a grito, insulto y patada. Si Correa no lo ve así y no toma los correctivos necesarios ahora, más tarde tendrá que subirse a los techos y correr, como ya lo hicieron otros autoritarios antes que él, por no oír la voz del pueblo.

Estaremos todos atentos.

viernes, 6 de mayo de 2011

¡Qué decepción, Vicepresidente!


Hace pocos días, en un medio de comunicación local, el señor Vicepresidente de la República, doctor Lenin Moreno, sorprendió a todos –sobre todo a los que creímos ilusamente en sus palabras y sinceridad- al declararse abiertamente a favor del SÍ en la pregunta 8 de la consulta.
Nos ha vuelto de manera seca e impensada a una realidad que pensábamos distinta  en el dignatario más distinto del autoritario régimen de Correa.
Es fácil suponer que el presidente habrá ajustado tuercas en su compañero de fórmula para que se deje de pendejadas y no sea majadero, con eso de apoyar "veladamente" el NO en la pregunta 8 de la consulta popular, sobre la cual al principio el segundo dignatario dejó conocer su criterio independiente y en rechazo de la prohibición.
A continuación, reproducimos la entrevista: 

¿Es una contradicción que como aficionado taurino diga que no se debe matar al toro de lidia en la plaza?
Lenin Moreno: "No. Cuando el Presidente puso en consideración del Gabinete las preguntas le dije que votaría en contra de aquella, a no ser que se considere mi propuesta: que se indulte al toro que ha entregado todo en la arena".
Pero Ud. sabe que después de lidiado ese toro ya no sirve y es apuntillado.
Lenin Moreno: "Es el acto en público de masacrar a un toro. Eso es lo que deshice del ser humano y de la estética. Estoy de acuerdo en que ese toro no puede seguir llevando una vida principesca como la que ha llevado durante 5 años".
¿Entonces no es cierta su cuña que dice que el toro merece el indulto porque eso no va a suceder?
Lenin Moreno:  "Me refería a un indulto del toro en la plaza. Si no he sido claro mil disculpas".
¿Los trajes de luces que aparecen en los ‘spots’ son los que le regalaron dos toreros europeos?
Lenin Moreno: "Sí, y les manifesté mi opinión y les dije que si el pueblo dice no sabremos respetar".
¿No es poco delicado usar esos trajes cuando ellos pidieron que se mantenga la fiesta intacta?
Lenin Moreno: "No les engañé al decirles que la muerte en el ruedo desdice de la condición estética de la fiesta".
Sebastián Castella y El Fandi obsequian trajes de luces al Vicepresidente Moreno
¡Qué pena, señor Vicepresidente! Su cambio de ideas ofende y genera indignación.  Y lo más penoso es que la utilización abusiva que han hecho con los trajes de luces que le fueron obsequiados a usted  por parte de dos figuras del toreo mundial.  Respaldar la tesis presidencial a favor del SÍ,  usando esos testimonios de una fiesta íntegra y auténtica como la que aún se mantiene en nuestro país, es un acto clamoroso de indelicadeza y es una traición sin nombre a una de las tradiciones más conspicuas y relevantes de nuestro país. ¡Qué vergüenza, qué pesar!

Penosamente, se puede ver que no se ha debido confiar en su palabra, así como debimos darnos cuenta a tiempo los ecuatorianos de que no debimos confiarnos en los siete cielos celestes que nos pintó Correa al principio de su carrera presidencial.

¡Qué decepción, señor vicepresidente!